miércoles, 23 de febrero de 2011

Arriesgar la Vida

“En eso momentos uno no piensa en la familia… ni en uno mismo, lo único que se piensa es en salvar la vida de un tercero… es lo único. A esto se dedica uno día a día”. Con esta simpleza resume José Ernesto Lupica su intervención para rescatar a una mujer que se arrojó a las aguas del canal principal de riego.

Desde hace 18 años José pertenece a la Policía de Río Negro y esta es la segunda vez que arriesga su vida para salvar la de otros. Pero fue su segunda intervención la que le valió un ascenso a Sargento Ayudante por mérito extraordinario, la cual salió publicada en la Orden del Día del 15 de febrero de 2011.

Transcurrían los primeros días de abril de 2010. La madrugada lo sorprendió recorriendo las calles de la ciudad, realizando tareas de prevención. “Cerca de las 3.30 de la madrugada estábamos de recorrida por calle Tucumán casi San Juan, cuando tomamos conocimiento de que una mujer se había arrojado al canal grande desde el puente de la San Juan. Nos dirigimos al lugar con mi compañero Hugo Paillalef (quien hace poco realizó un rescate en las mismas aguas) y al llegar vimos a una persona que a unos 50 metros era arrastrada por el agua”, relató Lupica.

El efectivo buscó un lugar más cercano para estacionar y poder acudir en ayuda de la mujer. “Dejé el móvil y emprendí la carrera en forma rápida, pasé la pasarela de calle Santa Cruz y me arrojé al agua, así nomás… como iba. No lo pensé. Me saqué el correaje y mi tiré al agua”, recordó José.

“Alguien se tenía que tirar, la gente miraba y gritaba. Alguien lo tenía q hacer. Tuve que largarme”. Y así lo hizo. Sin dudarlo. Sólo pensando en rescatar con vida a la mujer.

Lupica contó que “la tomé de la cintura, la puse de espaldas hacía mi y traté de orillarme, pero no podía salir por el cementado. Pasado un tiempo, ya estaba bastante agitado. Cuando llegaron los bomberos me arrojaron una soga. El primer intento de agarrarla no fue efectivo y me hundí. Ya estaba muy cansado. Volvieron a tirar la soga y en el segundo intento la agarré y ahí nos sacaron”.

“La mujer ya casi estaba desvanecida, había tragado mucha agua. Cuando la sacamos la tapé con una campera y esperamos la ambulancia. Era una noche fría y yo estaba temblando. Cuando la ambulancia se llevó a la mujer, mis compañeros me llevaron a mi casa para que pudiera recuperar el calor del cuerpo”, contó Lupica.

Desde ese momento el ahora Sargento Ayudante, no sabe nada acerca del destino de la mujer a quien le salvó la vida. “Es una satisfacción muy grande y un orgullo propio haber estado en el momento justo”, confiesa José.

José Ernesto Lupica no es la primera vez que protagoniza este tipo de hechos, poniendo en riesgo su vida para salvar la de los demás. “Hace siete u ocho años atrás. En un incendio en calle Tucumán al 500. Se prendió fuego una vivienda. Fuimos los primeros en llegar. Yo era bicipolicía. En la casa había dos nenas, una tía y la abuela”, recordó Lupica.

Continuó su relató: “lo primero que hicimos fue rescatar a las nenas, que estaban muy quemadas por el fuego. Después se sacó a la tía. Las tres fueron llevadas al hospital. Todavía me acuerdo de sus caras”. Sin embargo no todo terminó ahí. “Un vecino nos avisó que había una abuela adentro. Quise entrar rompiendo una ventana pero los vidrios me lastimaron la pierna y el empeine. La sacaron los bomberos, cuando ya nada se podía hacer”.

El respeto y el valor por la vida caracterizan a José Ernesto Lupica, quien demuestra que la labor del Policía va mucho más allá. Tanto más allá que puso su vida en riesgo dos veces para que otras personas no perdieran sus vidas.